La vista desde lo alto de la Catedral hacia el oriente en 1889. A la derecha se encuentra el Palacio Nacional, y en la esquina de Moneda y Seminario se alcanza a ver la cantina "El Nivel"; más arriba destaca la cúpula del templo de Santa Teresa la Antigua, y en el fondo está el Peñón de los Baños.
El edificio de la joyería La Esmeralda, ubicado en la esquina de Madero e Isabel la Católica, fue construido en 1892 por Eleuterio Méndez y Francisco Serrano. Décadas después albergó otros negocios, entre ellos la discoteca "La opulencia"; actualmente es el Museo del Estanquillo, con una tienda Mixup en la planta baja. La fotografía es de los años veinte y en ella aparece uno de los clásicos agentes de tránsito de la época.
“¡Ay! Pulque, no seas ingrato
y ¡ay! Pulque, no me abandones,
que cuando yo estoy crudo
tú la alegría me repones.”
Pulquería “La Alegría” hacia 1904. Este establecimiento se encontraba en la esquina que forman las calles de Roldán y Manzanares en el populoso barrio de La Merced. La vía del tranvía se tiende por donde alguna vez corrió el Canal de La Viga ya cuando se adentraba a la Ciudad de México; el edificio aún existe, reconocible solamente por la herrería de los balcones.
Fotografía de 1911 donde se aprecia a un grupo de personas subiendo a un tranvía eléctrico. En el fondo se encuentra la casa que perteneció a Ignacio de la Torre, en la esquina de Rosales y la actual Avenida de la República; luego de funcionar como sede del diario El Heraldo de México y de la Lotería Nacional, este inmueble fue reemplazado por el Edificio "El Moro".
La pulquería “El gran timbre”, que estuvo en el cruce de San Antonio Tomatlán y Vidal Alcocer, ahora el Eje 1 Oriente, hacia 1915. Antiguamente, la calle de Vidal Alcocer fue una acequia; ya convertida en vía, tomó el nombre del prócer de las escuelas de beneficencia que precisamente recorría estos barrios de la capital.
Una imagen captada por Manuel Ramos alrededor de 1917 donde se puede apreciar la variedad de vehículos que transitaban por las calles de la Ciudad de México en la época, algunos motorizados y otros todavía de tracción animal. Se trata de la avenida Madero, a unos pasos del Zócalo; de lado derecho se encuentra el almacén de Las Fábricas de Lyon, que actualmente es una óptica.
Imagen del Zócalo en los años veinte del siglo pasado. Como podemos ver en esta imagen captada por Tina Modotti, el ajetreo que caracteriza a nuestra plaza principal es algo presente en todos los tiempos, es lo que le da vida, y a nosotros nos permite asomarnos a ver cómo era la vida cotidiana de nuestros antepasados.
La calle de Pino Suárez, antiguamente llamada de los Flamencos, vista hacia el sur en 1922. Del lado izquierdo está en demolición el Bazar del Volador, donde hoy se encuentra la Suprema Corte de Justicia; el edificio más alto aún existe, en la esquina con Venustiano Carranza. Esta vía fue ensanchada años después y adoptó el aspecto que hoy conocemos.
Estos días lluviosos sin duda evocan la naturaleza lacustre de la cuenca de México donde se asienta nuestra gran ciudad. Aquí otro ejemplo captado por el ojo de Manuel Ramos hacia 1925 en un día lluvioso, teniendo como marco la magna Catedral Metropolitana; a la derecha se alcanza a apreciar parte del kiosco que fungía como la terminal Zócalo de la red de tranvías.
Imagen de las ruinas de la antigua Ermita de San Antonio, ubicada en el entronque de los caminos de origen prehispánico que ahora son la Calzada de Tlalpan y la Calzada Ermita-Iztapalapa hacia 1925.
Aparentemente ya estaba abandonada para principios del siglo XX, perdurando en estado ruinoso hasta los años 40 en que fue finalmente destruida al ampliarse la Calzada de Tlalpan. Este inmueble, que también fue conocido como Capilla de Las Ánimas o de Zacahuitzco, por ser visita del párroco de este pueblo cercano, dio nombre a una colonia, a una estación del Metro y al antiguo camino a Mexicalzingo que iba precisamente de la Ermita de San Antonio a Mexicalzingo y de ahí a Iztapalapa. De aquí el nombre de Calzada Ermita-Iztapalapa.
El Palacio Nacional, visto desde la calle del Seminario en una fotografía de los años treinta. En 1926, este inmueble había sido remodelado por el arquitecto Augusto Petricioli; se le añadió el tercer nivel y la fachada adquirió el estilo neocolonial que la caracteriza hasta la actualidad.
"Fundada en 1927 e inicialmente llamada Ideal Bakery, la Pastelería Ideal inicia su novena década ininterrumpida de operaciones en la Ciudad de México. Lo que empezó como un modesto expendio de pan en plena época de la guerra cristera es hoy una empresa consolidada y bien posicionada en la mente de los habitantes de la ciudad de México."
De diversos puntos de la ciudad se desplazan los conocedores hasta cualquiera de las sucursales y salen con una sonrisa de oreja a oreja llevando aquellas inconfundibles cajas que se ven en todos lados. La Pastelería Ideal, todo un clásico capitalino.
Fotografía de finales de los años treinta, captada durante un encuentro entre el España y el Atlante en el Parque Asturias. Este estadio se encontraba en la Calzada del Chabacano, y en 1939 fue incendiado por los aficionados; poco después se reconstruyó, y hoy en su lugar se encuentra una Comercial Mexicana. El edificio de la izquierda y el del lado derecho aún existen.
"Niños y muchachos fueron arrastrados por miles a la Revolución y pelearon para todos los bandos de la lucha civil: Villistas, Carrancistas, Orozquistas, Federalistas, eso no importaba. Eran leales por casualidad, al igual que sus compañeros más grandes. Su condición escudaba sus intenciones, los niños se podían infiltrar en las posiciones enemigas y eran buenos espías. Pero si los agarraban, los "adobaban" -iban al paredón junto con los otros prisioneros." Extraído de "Niños Trabajadores Mexicanos, 1865-1925". UNICEF - INAH
Impresionante imagen de un niño, perfectamente equipado, listo para unirse a la causa y posando orgulloso ante la cámara.
Fondo Casasola (ca. 1914)